¡Happy, ohh my Good¡, exclamó Frank Velásquez, ante la pregunta de un periodista de habla inglesa en Rávena, Italia, sobre como se sentía por triunfar en el fútbol playa.
Quizás esa frase, sacada de lo más hondo de su corazón de ese salvadoreño, refleja el sentir de todos los más de 6 millones de compatriotas que viven en El Salvador y los más de 2.5 millones de salvadoreños que viven y trabajan en Estados Unidos y el resto del mundo.
Una mezcla de alegría, nacionalismo del bueno, amor por la patria y por el coraje que puede sacar un ser humano es lo que nos hicieron vivir esos bautizados "guerreros de la playa".
Este equipo de salvadoreños nos demostró a cada momento que podemos hacer lo que nos propongamos. O por lo menos morir en el intento, jamás claudicar, jamás decir no puedo, jamás decir son mejores que nosotros. ¡No¡.
Nos demostraron que no podemos rendirnos sin dar la batalla, sin siquiera intentarlo.
Los hazañas de los grandes usualmente son retomadas por las personas comunes y corrientes que ven en esa victoria una luz a sus problemas, un sí puedo.
"Cinderella Man", es un película acerca de un boxeador james Bradock, quien resurge entre los derrotados cuando la receción golpeaba sin piedad a los más pobres y desprotegidos de los Estados Unidos. Lo convirtieron en el Hombre Cenicienta porque supo superar sus problemas cuando nadie creía en él. Se convirtió, como dice en la película, en el héroes de todos, en el héroe de sus hijos, en el héroe de los que dicen estoy derrotado.
Ahora viene el tiempo de la cosecha para la selección de fútbol playa.
No han pedido vehículos, dinero, mansiones de lujo, atención VIP, joyas, ni mucho menos reconocimiento.
Lo que han pedido es una lancha, no para vacacionar haraganeando, para trabajar duro en la pesca y seguir manteniendo a su gente.
Si a estos hombres aguerridos no se les reconoce como héroes, no sé en que sociedad vivo.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡SALUDOS HÉROES DE PIES DESCALZOS¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
