El pueblo que borr+o Mitch

miércoles, 31 de agosto de 2011

Dictadura derribadas a sangre y fuego: periodistas en la linea de fuego


Imágenes impactantes fueron televisadas por las grandes cadenas de noticias en las últimas semanas de las guerras internas que protagonizaron ciudadanos de varios países del África del Norte, que buscaban derribar dictaduras.
La última Libia.
La cobertura noticiosa que hicieron los corresponsales de estos conflictos tuvo que hacerse armados con cascos, chalecos antibala y el musitar de las oraciones a Dios para que los protegiera de las balas.
Una periodista de CNN hizo sus despachos con cara de asustada, vistiendo chaleco antibala, casco y botas.
Cada comentario que decía lo hacía escondiendose entre los muros derruidos de las ciudades conquistadas por los rebeldes que buscan poner fin a más de 40 años en el poder de Muammar Gaddafi.
La periodista recibió miles de elogios por continuar con su labor a pesar del inminente peligro que vivía en esos momentos.
Otros periodistas fueron mantenidos secuestrados en un hotel de Trípoli. La idea de los militares leales a Gadafi era de tenerlos como escudos humanos.
Los 35 comunicadores se encontraban en el Hotel Rixos y fueron liberados cinco días despúes cuando los rebeldes llegaron a la capital de Libia.
Otros cuatro periodistas italianos secuestrados fueron liberados en Trípoli. Estos trabajan para los diarios Corriere della Sera, La Stampa y Avvenire.
Las tropas leales a Gadafi los consideraban espías de la OTAN.
Lo que deja claro es que los periodistas que cubren guerras o conflictos internos son blanco de las partes en contienda que saben que son la ventana al mundo para mostrar sus logros o esconder sus derrotas.
Las redes sociales volvieron a ser claves para que los ciudadanos comunes pudieran dar a conocer el desarrollo de los acontecimientos.
El periodismo, las redes sociales y las guerras convivirán mientras los seres humanos tengan que recurrir a estas para remediar sus diferencias.